Donde no te buscan no haces falta


Donde no te buscan, no haces falta. Debes aprender a amarte tanto; para no aceptar migajas de nadie, para no correr tras aquellos que usurpan tu tiempo y lo mal usan para tratarte mal. Quiérete tanto para saber realmente quien merece tu tiempo, tu espacio, tus sentimientos y tus risas.
Pues no todo el que dice amarte; merece que en consecuencia tú le ames. Los actos más bondadosos de amor verdadero; son los que se demuestran día a día, y no aquellos que aparecen de forma furtiva e intermitente, de aquellos amores que te aman hoy. Pero mañana hacen como que te ignoran.
De esos amores; que algunos días parecen quererte siempre, y otros días, pareciera que solo eres un reflejo en el espejo, una sonrisa entre las sombras y hasta una mirada opaca. Un amor que evitándote hasta el más mínimo dolor, no se digna a mover un dedo, por impedir que lo padezcas, es un amor inexistente.








Donde no te buscan no haces falta


 Existe  una historia, que un día, un gran rey llamo a todos los hombres solteros del pueblo, interesado en entregar a su hija en sagrado matrimonio, propuso que todos los hombres, se propusieran anmorarr a su hija, siempre y cuando cumplieran con una condición.

La gran mayoría encantado llegó, porque tener la mano de la princesa supondría, tener parte del reino y ser parte de la nobleza.El reto consistía en permanecer todo un año, al pie de la torre donde la princesa se mantenía encerrada y custodiada.

Y el hombre que se mantuviera durante todo ese tiempo, sin despegarse de la torre, podría reclamar a la princesa como su esposa.
Muchos acudieron, y empezaron a aceptar el desafío, pero con el paso de los días, varios fueron abandonado, el reto, algunos por el cansancio, abatidos por el frío, o simplemente consideraron que el premio no lo valía tanto.
De todos los hombres que se presentaron para cumplir el reto, solo un joven campesino se mantuvo de pie.

El joven campesino.

Este no se apartó nunca de la torre. De día y de noche lo custodió para poder quedarse con la princesa, sin embargo; justo en el día 364, este jovencito, decidió irse, faltándole un día para cumplir el reto, simplemente abandonó.
La madre de este joven sorprendida le preguntó: por qué había hecho tal cosa, por qué se marchó justo a pocas horas de ganar. El joven dijo:
Sé de buena fuente; que la princesa sabía que yo estaba ahí, sabía que yo por ella estaba soportando, frio, invierno, otoño y noches heladas, por ella.
Sin embargo, pese a todo eso, nunca hizo nada por mermar mi dolor. Pudiéndome evitar un dolor, no lo hizo. Y eso no es amor.


Alguien que no es capaz evitarme una noche de sufrimiento, no merece mi amor.

La madre quedó totalmente anonadada. Y lo comprendió. Esta historia; fue relatada por Jorge Bucay, para expresar la eterna diferencia entre quien realmente te quiere, y quien solo dice quererte. Pues ama quien quiere; el que no, solo pretende que te ama, pretende que lo intenta, es tan bueno pretendiendo que debería ir a un casting de la academia. Es un “pretendedor”; pretendiendo que quiere hacerte feliz, pretendiendo que está feliz contigo, pretendiendo que tú estás feliz.
Sin embargo; con el paso de los años y el peso de las canas vas aprendiendo que existen amores, verdaderos que duran un chispazo, y amores fugaces que duran toda la vida, son de esos amores que siempre están ausentes, que siempre tienen excusas para todo; pero tiempo para nada, que siempre tienen una razón por la cual no estar aquí: hoy no puedo, mis hijos, mi familia, mi esposa, mis responsabilidades.

Parecen que están en palabras; pero no en actos.

De esos amores cutres, dulces a veces; amargos, todo el tiempo, ardientes como el fuego, pero se consumen rápido como la paja seca. Son de esos amores, de los que realmente debes huir, sé que cuesta, sé que es difícil porque son los que más te atraen, los que más emoción aportan a tu vida, porque son un reto, porque lo bonito, lo amable y lo sincero; es aburrido.
Lo sé porque los amores malos, los amores fugaces son los que más deseamos aprehender entre nuestras manos, pues se venden como oro fino, siendo mera viruta de metal, polvo de metal. Ve y déjate encontrar por otra clase de amor, ese que ve tu pasado y de forma casi mágica lo acepta, lo ve y no te juzga. No te minimiza, ni quita mérito a lo que eres.
Un buen amor; que te acepte con tus heridas, cicatrices y daños del pasado, que te estreche y te haga darte cuenta del amor que mereces. Que con su esfuerzo impide, que dañen tu alma, y que con su ternura cuida cada parte de ti. Un amor romántico, pero que también se respalda en: hechos.
Si una persona no valora lo que tú brindas; lo que tú das, ¿qué sentido tiene seguir?. Es mejor para ti que llores días, semanas, meses; pero nunca una eternidad mendigando por un amor que nunca es ni será. Cuando veas que la persona que te dice amar: no te responde, no contesta tus mensajes, te ignora. Simplemente gira, date media vuelta y vete, recuerda: no te buscan donde no haces falta. Porque tú vales mucho, y no debes estar por un querer a medidas.

Mereces un amor completo y bonito.

Pues te merece; un amor que te quiere, con los cabellos despeinados, mereces un amor que te haga sentirte cómoda, hasta segura. Con quien puedas comerte el mundo a su lado, con quien puedas danzar a la misma melodía.
Que vea el paraíso en tus ojos, que te escuche cuando hablas, y más cuando interpretas melodías con tu voz. Que respete tu libertad, que te acompañe en tu vuelvo. Un amor diferente; es por eso que si donde estás no se te quiere, no se te valora. Y no cabes; entonces ya no te quedes más ahí. Más vale, una digna retirada, que una triste historia de desamor, desencanto y días lúgubres a la par de uno que no te sabe ni querer. Y que solo te arroja caricias que le sobraron de la noche anterior. Recuerda: Donde no te buscan no haces falta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario