¿Es bitcoin más perjudicial para el medio ambiente que la banca tradicional?


 La reciente noticia del abandono de bitcoin como moneda de pago por parte de Tesla, anunciada por su controvertido director ejecutivo Elon Musk, ha reabierto el debate sobre las criptomonedas y su consumo energético.


Musk alude al impacto ambiental de la divisa electrónica. Sus afirmaciones parecen contradecir la creencia de que, al ser completamente digital, bitcoin es una moneda ecológica. A diferencia del papel moneda, no es necesario talar árboles para crearla, ni extraer metales. Tampoco requiere hacer transacciones en las oficinas del banco.


 

¿Cómo funciona bitcoin?

Bitcoin es una moneda descentralizada, ya que no se rige por autoridades, como gobiernos o bancos centrales, ni por intermediarios para la emisión o liquidación de divisas, ni por la validación de transacciones. El resultado es que puede proporcionar bajas tasas de pago. Ese es su principal atractivo.


De forma simplificada, podemos definir bitcoin como una moneda virtual electrónica que no tiene representación física como monedas o billetes. Para que la criptomoneda exista, contamos con el ecosistema bitcoin, formado por una red de usuarios que se comunican entre sí utilizando un protocolo a través de internet.


Una aplicación de software de código permite a los usuarios almacenar y transferir bitcoines para comprar y vender bienes, o intercambiarlos por otras monedas. Paralelamente, la emisión de bitcoines tiene lugar en la red en un proceso llamado “minería”, cuyo nombre nos recuerda lejanamente a los procesos para obtener la materia prima de las monedas en la antigüedad.


Debido a la enorme revalorización de las Criptomoneda ecologica, han surgido varios debates paralelos económicos, financieros e incluso éticos. Pero, tal como hemos introducido en este artículo, una de las preocupaciones mayores es si bitcoin consume demasiada energía. De hecho, fue la agencia Reuters quién señaló a Elon Musk por defender la energía limpia y al mismo tiempo usar bitcoines.


La minería de bitcoin

La minería de bitcoines se basa en un proceso de validación intensivo, que demanda extensamente recursos informáticos. El cifrado y las funciones criptográficas, que garantizan la seguridad, privacidad y anonimato, requieren tareas de cálculo intensivo.


Las transacciones de bitcoines entre los usuarios se realizan a través de la red y quedan registradas gracias a la tecnología blockchain o cadena de bloques. Se almacena una copia (completa o parcial) de este historial de movimientos en cada nodo de la red.


Dejando a un lado (que no es trivial) el coste computacional de la transferencia de transacciones, la minería requiere un hardware específico que consume grandes cantidades de potencia eléctrica.


Dependiendo de la metodología y supuestos de cálculo de varios autores, las estimaciones de consumo total de potencia varían, tal y como se muestra en la figura que sigue a este párrafo.



Como se puede ver, el consumo total de potencia estimado en el estudio de Adam Back, uno de los padres de bitcóin, parece bastante conservador. Se sitúa sobre los 4,3 GW. Dado que estas estimaciones incluyen pérdidas de energía en la minería, el consumo real de bitcóin podría ser mayor. Digiconomist, por ejemplo, estimaba 7,9 GW a principios de 2020.


Cuando esos cálculos se trasladan a la realidad tangible, el análisis ecológico hace sufrir a los defensores de las criptomonedas. Según las cifras del Centro de Energía Alternativa de la Universidad de Cambridge, Bitcoin consume más energía en un año que Argentina u Holanda. Si bitcoin fuera un país, estaría entre los 30 principales países consumidores de energía del mundo.

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